
EXPECTATIVAS VERSUS REALIDAD:
CUANDO EL RENDIMIENTO SE APODERA DEL SEXO
Por Vanna Lombardo E.
No cabe duda que sexualidades y sexos hay como personas existimos en el mundo.
El sexo es lo que somos, y la forma en que vivimos y expresamos nuestra sexualidad es única e irrepetible.
Sin embargo podríamos decir que al entrar en una experiencia erótica o relación sexual, sea ésta penetrativa o no, lo hacemos básicamente por tres razones: para el propio placer, para “complacer” y para “cumplir”.
El exitismo y rendimiento se han apoderado de nuestra vida: pasando por el trabajo, la familia, los hijos, la imagen corporal, las relaciones de pareja, y por supuesto, el sexo no escapa a ello.
Basta con realizar un breve ejercicio y preguntarse: ¿Cuántas actividades realizamos a diario sólo por placer? ¿Cuántas cosas hacemos, a veces pasando por encima de nuestros propios deseos y convicciones, sólo porque el otro se lo merece? ¿Cuántas hacemos porque somos perfectos planificadores de estrategias para llegar a la meta con éxito?
Sin duda es muy importante el desarrollo de habilidades y características personales, como la empatía, la capacidad reflexiva y el orden. Pero cuando exacerbamos una de ellas, generalmente descuidamos nuestro propio ser.
ADVERTENCIA: utilice usted “él, “ella”, “ellos”, ”ellas” según le plazca, puesto que no alterará el sentido de la historia.
Suena el despertador: son las 6!! Vamos que se puede! A levantarse rápido que hay mucho qué hacer…
Check list de hoy:
Desayuno y almuerzo para los niños, pasar a dejar al colegio, dejar instrucciones en casa, reunión de medio día, pero antes debo terminar informe para enviar durante la tarde, estudiar y terminar tarea para el curso, gimnasio (no puedo darme el lujo de perder la figura), llamar al técnico de electrodomésticos (se echó a perder la lavadora), pasar al supermercado, peluquería (aparecieron mis primeras canas y debo verme joven), cafecito con las/los amigos, pichanga en la tarde con los amigos, llevar el auto a taller (más encima deberé moverme rápido y a pies). Miro el calendario: 10 días sin sexo! Pienso: de esta noche no pasa, esto no es “normal”…
Ella: “Quiero verme mina! Tengo un “rollito” que me salió después del fin de semana largo, pero me empeño en disimularlo, definitivamente no me sacaré la polera”.
Él: “Vamos campeón! (refiriéndose a un compañero inseparable) No me hagas la de la otra vez, tenemos que durar más tiempo. Esta noche es nuestra!”…
He pensado todo el día en lo que quiero para este encuentro:
“Va a ser lo máximo! Vino, velas, música, besos, caricias y orgasmos hasta el amanecer…UF! Estoy impaciente, de esta noche no pasa”…
Termina el día: ¡me siento feliz! Mi día fue todo un éxito! A pesar de todo logré realizar lo que había planificado. Sin embargo mi cuerpo reclama.
Son las 20, llego a casa y la lista continúa: revisar y ayudar en tareas a los niños, preparar la cena, ordenar y dejar listo para el día siguiente. Soy tan eficiente! Lo he logrado.
Ahora sí se viene:
Me siento cansada (o), pero estoy ansiosa (o). Me espera la mejor parte…
Ella: “No hubo velas ni espumante. ¿Cuándo será el día que sepa lo que me gusta? Igual me embalo, siento muchas ganas…oh no! me quiere sacar la polera, y no lo dejo. Definitivamente no! Estaba tan excitada y se perdió todo el encanto, ya sólo pienso en cómo retomar la acción desde donde estábamos, pero con polera”.
Él: “Estoy en llamas. Vamos campeón, no me dejes mal, mantente firme hasta el final. Ya la imagino como la mina de la foto que me mandaron mis amigos por el chat, con ropa interior de encajes. Ah! ¿Pero qué es eso de que no quiere sacarse la polera? No importa, de hoy no pasamos… Vamos campeón, no te desanimes, concéntrate! …Ups! No sé qué me pasó. Al parecer tenía demasiadas ganas…¿Esperamos un ratito?…”
Esto nos puede pasar a todos, y no pasa nada, no somos perfectos. A veces es bueno tomarse la vida con humor.
El problema se genera cuando vivimos siempre el sexo como una tarea más, planificando e idealizando el encuentro.
Los modelos de revista, medios de comunicación, el sexo coreográfico del porno y el bombardeo de historias de superhombres y supermujeres en la cama se han encargado de colocarnos la vara alta.
¿Qué pasa con las expectativas? Muchas veces son tan altas que terminan en decepción cuando nos enfrentamos a la realidad. O bien registramos todo, como en el cine, lo bueno y lo malo, repasando una y otra vez el guión; y sucede que “lo mejor” o “lo peor” está por venir. Ponemos el foco en el futuro y no en el presente.
El aprender a estar presentes, aquí y ahora, sin juicios de valor, habitar realmente el cuerpo y sentirlo, y desde ahí conectar con un otro , abandonarse al placer, soltar el control, sin exigencias ni expectativas parece ser la clave de vivir el sexo como una experiencia única, irrepetible y real de goce.
La invitación es a abandonar el “rol de espectador” del guión sexual y asumir el rol protagónico como sujeto único y maravilloso en sí.